Hoy es un año de que falleció mi papá. Como comparto con mi mamá, no se ha sentido ni lento ni rápido. Pero si he aprendido muchísimo de la experiencia por nefasta que sea, al final de cuentas, natural.
Me sorprendió experimentar la parte íntima del luto. Las tristezas en soledad, las triztesas en familia. Como hay sentimientos que nunca se van ni se calman.
El ver su cara en fotos y recordarlo muy fresco, hacer memoria de momentos rutinarios con él. Imaginar su voz o cómo se le veía cuando paso por una parte de mi casa donde el hubiera estado. Ver los videos o leer las (pocas) conversaciones de chat que tuvimos en vida.
Lo que más me ha sorprendido es que esta experiencia de perder a un ser querido es muy común, es más! Es parte de la vida! Y así como yo, todos deben pasar un luto en privado del que no se conversa o se comparte. Pero todos mis amigos y conocidos que también perdieron a sus padres deben pasar por sentimientos similares.
La vida pública que vemos de los demás impide ver el luto privado que todos deben pasar. Y ahora que lo siento en primera persona, me cae la empatía como balde de agua fria. No sólo por la pérdida, sino por la nueva forma de vivir en adelante.
Otro punto interesante es que mi papá, deja de envejecer pero yo sigo envejeciendo. En la adultez comencé a ver a mi papá como un adulto y un igual más que la figura paterna que se tiene cuando niño. Ahora siempre hago la comparativa de en qué situación de vida y que decisiones y etapas estaba él pasando cuando tenía mi edad. En estos momentos el ya tenía 2 hijos, uno de 5 y una de 3. A esta edad él me regaló mi primer Bumblebee. Recuerdo aún ese día, me lo dió llegando a casa del colegio en la puerta de su cuarto.
2 grandes aprendizajes que tuve en el proceso de despedir a mi papá fueron un par de formulaciones sobre la misma idea que me van a escuchar decir mucho.
- El papá siempre se muere. Nunca es un buen momento pero el papá siempre se va a morir.
- Parte del contrato al nacer es ver a tus padres morir. Romper ese contrato es un ataque a la naturaleza.
Otros sentimientos que tuve:
- Vemos tanta gente en la calle, a tantos, a tantos de ellos les ha pasado esta tragedia y muchas peores. Caminando, yendo a trabajar, viviendo el día a día.
- Todos los humanos antes de mi han perdido a sus padres, todos. Evolutivamente debía estar dentro de mí la capacidad de conllevarlo y superarlo. Y así fue.
- A los pocos minutos que murió en su habitación en la clínica, miré la ventana y estaba la Av. Javier Prado, Sábado 8am, todos los carros yendo y viniendo. El mundo no se detiene.
Esta experiencia sólamente me hace sentir más cuando veo las cifras de muertes de pandemia, cuando se acercaba el Día del Padre. Mi primer día sin mi papá, sólo pensaba en que yo he tenido meses de oportunidad para estar listo a este día, y tantas familias tienen que pasar con sus familiares recién muertos.
Siempre siento que el proceso de muerte que tuvo mi papá por el cancer duró lo adecuado, fueron 3 meses de enfermedad, ni muy largo ni muy corto. Nos dió tiempo de prepararnos, arreglar las cosas, estar listos y despedirnos. Dentro de todo lo malo, si iba a tener que perder a mi padre en este momento, fue una forma muy suave y llevadera.
Bueno, por muchos años más y una larga vida de seguir extrañando. Esta es mi nueva normalidad.